2020, un año que la humanidad no olvidará


Cuando me puse a pensar en las palabras para despedir el 2020, revisé la nota que publicamos el año pasado. Allí hablaba del cambio de década y como ésta coincidía con eventos y cifras alarmantes; habíamos roto todos los récords de temperatura, las más altas en la historia, los incendios más intensos, y las noticias más graves de pérdida de biodiversidad de los últimos años. La década 2010-2020, decíamos, nos había llevado a una conclusión: que las acciones para enfrentar el cambio climático y la preservación de la naturaleza eran más urgentes que nunca. Que el 2020 era el año para encauzar el rumbo, un período en el que debían tomarse decisiones cruciales a favor de la naturaleza, la acción climática, y el desarrollo sostenible por la gente y para la gente.

Hoy 12 meses después, esa urgencia no ha cambiado, pero sí se hizo más visible la clara relación del hombre con la naturaleza. El COVID-19 no sólo mostró este vínculo y el efecto que generan las acciones del hombre en el uso de la naturaleza, sino que transformó el mundo y se convirtió en uno de los episodios más desafiantes de la historia reciente de la humanidad.

Sin lugar a dudas este año ha sido duro y retador para todos, sobre todo por las pérdidas humanas y para aquellos a los que su salud y la de sus seres queridos se ha visto afectada a causa del virus, y/o para quienes han sido golpeados por la crisis económica generada por el aislamiento social. También ha sido un periodo de enormes aprendizajes, marcados principalmente por la premisa de que, dada la relación directa entre esta pandemia, nuestro estilo de vida y la explotación de especies silvestres, tenemos que hacer las cosas diferentes y repensar la forma en que producimos y consumimos.

2020 ha sido un campanazo que a pesar del sufrimiento y dolor que ha traído y sigue trayendo para millones de personas, representa una opción de cambios reales; la oportunidad de impulsar una recuperación económica en la que la naturaleza sea nuestra aliada.

Estamos a tiempo de detener las tendencias negativas en que nos habíamos sumido como especie. De acuerdo al Foro Económico Mundial, los 7,600 millones de personas que habitamos en el planeta, no representamos más que el 0,01% de los seres vivos y, sin embargo, en los últimos 50 años hemos provocado la disminución promedio del 68% de la biodiversidad global en mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces monitoreados, según nuestro Informe Planeta Vivo 2020.

La manera como producimos alimentos está acabando con los recursos naturales: la agricultura es responsable del 80% de la deforestación global y del 29% de las emisiones de gases de efecto invernadero; usamos un promedio de 70% de agua dulce para producir lo que comemos; y más de 50% de las tierras agrícolas están degradadas. Y, no siendo poco, ¡desperdiciamos más del 30% de los alimentos que producimos!

Pese a la pandemia, podemos decir que este año se logró avanzar en algunas oportunidades para poner la naturaleza en el centro de las agendas políticas y alianzas globales. Es el caso del Compromiso de Líderes por la Naturaleza, apoyado por WWF y del cual hacen parte más de 70 países -incluido Colombia- que se fijaron 10 ambiciosas metas para detener y reversar la pérdida de biodiversidad global para 2030. Y hace un mes, el Gobierno de Colombia anunció su ambición frente al cambio climático de reducir en 51% sus emisiones de gases efecto invernadero proyectadas para 2030. Compromisos ambiciosos como esos son el primer paso; ahora necesitamos que se hagan realidad.

Después de unos meses tan complejos, hoy no somos los mismos. Aprendimos a sobrellevar el duelo aislados, sin poder abrazarnos, sin poder acompañar a nuestros seres más queridos en momentos importantes y críticos. Encontramos maneras de entretenernos en el aislamiento, de conservar la cordura en el encierro, y a trabajar a distancia; en nuestro caso, lejos de las comunidades y los territorios que por años hemos acompañado y apoyado. Porque, sin duda, 2020 nos ha mostrado nuestra vulnerabilidad como especie, pero también la capacidad que tenemos de actuar colectivamente para generar cambios.

En cuanto a nuestro trabajo, buscamos maneras para asegurar las condiciones para todo nuestro equipo y aliados, y para adaptarnos a las limitaciones y continuar, aún en la distancia, con los procesos en marcha. De ahí que queramos compartirles doce de los momentos y procesos que resultaron de este año de retos y aprendizajes que nos marcaron de alguna forma.

Algunos los celebramos con alegría, como los procesos de formación a distancia con comunidades indígenas y campesinas en el Piedemonte Andino Amazónico, o el reconocimiento de la Comisión Ballenera al Plan de Manejo de Delfines de Río. Otros nos dejan enormes reflexiones y desafíos como los procesos para la construcción de paz en áreas protegidas, y la persecución de líderes y lideresas sociales y ambientales en todo el país.

No me queda más que agradecer toda la colaboración que ha hecho posible nuestros avances. Seguimos firmes para trabajar fuertemente a pesar de la incertidumbre y con miras a nuevas oportunidades. Tenemos solo un hogar, nuestro planeta, así que asegurar su protección es nuestra única opción de vida. Les deseamos un fin de año tranquilo y seguro con sus familias, y un 2021 en el que podamos seguir construyendo juntos un planeta más sano para todos.

- Atentamente, Mary Lou Higgins- Directora WWF Colombia

1. Exploradores ambientales en tiempos de pandemia

© Jhon Perdomo

Mientras el mundo estaba paralizado por el Covid-19, las amenazas en la Amazonía siguieron latentes, y el Parque Nacional Natural Chiribiquete y sus alrededores no fueron la excepción. Por eso, luego de evaluar todos los riesgos y siguiendo un estricto protocolo de bioseguridad para evitar la propagación del virus, hicimos todos los esfuerzos para que los grupos de exploradores ambientales en Caquetá y San José de Guaviare pudieran retomar sus actividades.
 

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2. Gran paso en la conservación de los delfines de río

© Fernando Trujillo / Fundación Omacha

Gracias al trabajo por parte la Iniciativa de Delfines de río de Suramérica (SARDI, por sus siglas en inglés), conformada por las organizaciones Faunagua, Fundación Omacha, Mamirauá, Solinia y WWF, logramos dos importantes hitos: una base de información abierta, útil para la toma de decisiones en el manejo de estos reyes del agua dulce, y el respaldo político para la misma.

Este año presentamos una propuesta de Plan de Manejo y Conservación regional para los delfines de río en Brasil, Colombia, Ecuador y Perú.

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3. Monitoreo del jaguar en la Amazonia

© WWF

Luego de seguir los pasos del jaguar por más de dos años, a través de cámaras trampa en un territorio al límite de la Amazonia de Colombia, Ecuador y Perú, este año revelamos junto con WWF Perú y Ecuador, el estudio que reúne gran parte de los datos recopilados y los análisis de los grupos de trabajo en este esfuerzo de monitoreo comunitario y ciencia para la conservación.

El estudio se realizó en el corredor fronterizo Napo Putumayo, que comparten los tres países, y fue publicado en la revista Global Ecology and Conservation. 
 

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4. Formación comunitaria en tiempos de pandemia

© WWF Colombia

Sin duda, nuestro trabajo con comunidades locales, los verdaderos guardianes de los territorios, ha sido transformado durante este año de pandemia. Pero hay una cosa que no ha cambiado, y es la prioridad que representa para nosotros acompañarles en la protección y manejo de sus territorios. Así que buscamos alternativas para continuar con los procesos de capacitación en áreas como el Piedemonte Andino Amazónico.

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5. Los 20 del 20, nuevas voces a favor del planeta

© Los 20 del 20

‘Los 20 del 20’ se embarcaron con nosotros en un viaje de aprendizaje en ciencia y comprensión de las relaciones -no obvias para la mayoría- de cómo la comida, el aire, el agua, la ropa y todo lo que nos genera bienestar, es posible gracias a la naturaleza.
 

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6. Generación 10

© WWF-Colombia

Generación 10, la red juvenil que creamos este año y que bajo el liderazgo de WWF Colombia, conecta a jóvenes de toda Latinoamérica para escalar las soluciones que permitan mantener la vida en el planeta. Generación 10 también se ha convertido en un espacio para muchos jóvenes que hasta ahora están entendiendo los desafíos a los que nos enfrentamos.
 

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7. Sabiduría Salvaje y otros espacios de educación

© Sabiduría Salvaje

En medio de los desafíos que supuso la educación a distancia para profesores y estudiantes, logramos realizar la segunda versión nacional de Sabiduría Salvaje, la competencia de WWF que busca a los niños y jóvenes que más saben de biodiversidad en el mundo. Esta vez con una interacción digital que conectó a más de 7.000 jóvenes de todo el país con nuestras áreas protegidas y la riqueza que salvaguardan.
 

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8. Áreas protegidas

© Rodrigo Durán

A punto de terminar el año recibimos la noticia del cambio de dirección de Parques Nacionales Naturales, después de 16 años bajo el liderazgo de Julia Miranda. Así que antes de volver sobre el camino recorrido en 2020, manifestamos una vez más nuestra enorme gratitud a Julia Miranda y a su equipo por el trabajo incansable y comprometido al frente de la institución. Bajo su dirección, el sistema de Parques Nacionales llegó a 59 Áreas protegidas, cinco de éstas reconocidas dentro de la Lista Verde de áreas protegidas de la UICN por la excelencia en su manejo y logros de conservación.
 

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9. El invaluable rol de los pueblos indígenas

© Luis Barreto-WWF

Los pueblos indígenas son claves en la protección de los bosques, la lucha contra el cambio climático, la conservación de la naturaleza y la provisión de recursos como el agua. Los territorios indígenas en la Amazonia colombiana, además de representar el 54% de la región, tienen un rol fundamental para la provisión de servicios ecosistémicos, la conectividad ecológica, la regulación climática y pueden considerarse como barreras contra la deforestación. Su aporte es invaluable, pero no se valora lo suficiente, y en ocasiones, ni siquiera es reconocido.

 

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10. Un compromiso a favor del planeta

© Bjorn Holland / Getty Images / WWF

Este año vivimos un momento histórico. En el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas, y menos de dos semanas después del lanzamiento de la Perspectiva Mundial sobre la Diversidad Biológica que reveló que el mundo no cumplió ninguno de sus objetivos de biodiversidad de Aichi de la década, 77 jefes de Estado y Gobierno, incluido el Presidente Iván Duque, se fijaron 10 metas puntuales para revertir la alarmante pérdida de biodiversidad y sus efectos.

El Compromiso de los Líderes por la Naturaleza incluye acciones como el desarrollo e implementación completa de un marco de biodiversidad global ambicioso y transformador post-2020 que se adopte el próximo año, y la transición hacia patrones sostenibles de producción y consumo, entre otros.

11. Unidos por el planeta

© WWF Colombia

A comienzos del año fue declarado el estado de emergencia climática en el departamento de Antioquia, y como respuesta a este desafío nació Unidos por el Planeta, una alianza entre WWF y la gobernación del departamento para promover soluciones frente a la deforestación, la erosión, los incendios forestales, y el deterioro de la calidad del aire, entre otras problemáticas ambientales.


A esta Alianza se han sumado 46 instituciones de los sectores público, privado, académico y comunitario, con los que pactamos la recuperación de 7.800 hectáreas de áreas degradadas, la protección de ecosistemas naturales y la siembra de más de 25 millones de árboles.
 

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12. Áreas Protegidas y Paz

© Luis Barreto

Rendimos un homenaje a todos los líderes y lideresas, que en las condiciones más riesgosas, siguen luchando por la defensa de sus territorios y de la enorme riqueza natural del país e insistimos en nuestro llamado al Gobierno para que tome las medidas necesarias para garantizar su vida. Es urgente fortalecer los derechos humanos, la democracia y la seguridad, como ejes de la conservación de la mega biodiversidad del país. Por ello, hemos hecho un llamado para que se apruebe e implemente el Acuerdo de Escazú de manera que la defensa de la vida no tenga como consecuencias el miedo, la violación de los derechos humanos, y en el peor de los casos, la muerte.
 

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