"Trabajo en WWF y soy donante porque la naturaleza cambió mi vida"
Posted on octubre, 01 2020
Esta es la historia de Luz Elena Triana, donante de WWF desde 2015, y quien labora en el área administrativa de la organización. Hace 10 años trabaja por un Planeta en equilibrio.
Esta es la historia de Luz Elena Triana, donante de WWF desde 2015, y quien labora en el área administrativa de la organización. Hace 10 años trabaja por un Planeta en equilibrio.En la vía que conecta a Cali con Buenaventura, mi familia y yo encontramos nuestro lugar favorito en el mundo: la finca La Perseverancia. Este terreno ubicado en las montañas de la vereda San Miguel, repleto de cultivos de cebolla, zapallo, apio, naranja, aguacate, frijol y plátano, -entre otros más-, hizo que mi madre, a sus 84 años, floreciera de nuevo.
Sí, así tal cual. Hace unos años, ella presentaba serios problemas de salud. Tan graves que varias veces la despedimos en el hospital. Pero cuando empezamos a frecuentar la finca, a sembrar y a disfrutar de nuestro tiempo desconectados del caos de la ciudad, ella empezó a revivir. Ese es nuestro milagro: una conexión tan mágica y profunda con la naturaleza que hoy representa el soporte de vida para Ángela, mi madre querida.
Esta historia que nos llena de alegría también ha significado enormes aprendizajes y cambios de hábitos. El primero fue hace casi 10 años cuando entré a trabajar al equipo de operaciones -el área administrativa- de WWF Colombia.
Siempre había exaltado la belleza de la naturaleza, pero nunca fui consciente de la grave situación en la que se encuentra y de cómo, transformando la forma como me relaciono con ella, puedo ayudar a revertir la crisis ambiental que enfrentamos.
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Tampoco entendía muy bien conceptos como biodiversidad o conciencia ambiental. Y ahora, puedo explicarle a cualquier persona que ¡debajo de una piedra hay vida y existe todo un ecosistema!, increíble, ¿no?
El reciclaje ha sido otro gran aprendizaje. Durante esos años, apenas se empezaba a hablar sobre la separación de los residuos y su importancia. Así que en la oficina comenzamos a informarnos sobre el tema, y de a poco, fuimos implementando todo un sistema de reciclaje en la sede. ¡Somos una oficina verde!
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Ese conocimiento me ha servido como herramienta para generar conciencia en mi familia y entorno personal de la importancia de tener hábitos sostenibles: actualmente reciclamos, no desperdiciamos el agua y cultivamos gran parte de nuestros alimentos.
Sin embargo, a veces siento que esta labor es tan grande y que, aunque en WWF trabajamos con pasión y convicción por un Planeta sano, al final es un trabajo de todos porque este es nuestro único hogar.
Necesitamos a muchas más personas trabajando mucho más tiempo y llegando a muchos más lugares. Por eso, también soy donante orgullosa de WWF. Porque sé que toda acción, por pequeña que sea, aporta para la protección de nuestro Planeta, lo más preciado que tenemos y lo que nos sostiene con vida.
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Agradezco la oportunidad que tuve de conectarme con la naturaleza y poder transmitirle a más personas la importancia de cuidarla y conservarla. Ahora solo quiero volver a La Perseverancia, -no lo hemos hecho recientemente por la pandemia-, sentarme junto a mi madre y hermanos en el guadual, nuestro sitio especial, ver cómo entran los rayos de luz, escuchar el canto de los parajitos y recargarnos de energía natural, energía de vida.