¿Por qué es clave que el emprendimiento y la sostenibilidad vayan de la mano?

Posted on abril, 05 2022

En marzo, Generación 10, la plataforma creada por WWF Colombia para facilitar conexiones entre jóvenes con ideas y proyectos de impacto ambiental y social, organizó tres talleres de emprendimiento en Bogotá, Bucaramanga y Medellín. Allí, los asistentes nos contaron que entender la relación entre sus negocios y la sostenibilidad, fue uno de los aprendizajes invaluables del encuentro. Les contamos las razones.

A los encuentros de emprendimiento en Bucaramanga, Bogotá y Medellín asistieron más de 120 jóvenes de distintos lugares del país. © WWF Colombia

¿Hay una idea de negocio o empresa que pueda perdurar en el tiempo sin tener en cuenta la sostenibilidad? Creemos que no, y la primera razón es sencilla: proyectar a futuro las iniciativas empresariales sin contemplar el mundo cambiante en el que nos encontramos por cuenta de la crisis climática, que todos los días impacta de manera evidente en el mercado mundial (con situaciones la escasez de materias primas y los eventos climáticos extremos), no es una opción realista.

Tampoco pensamos que sea viable consolidar o expandir un negocio sin tener en cuenta que, con el tiempo, los consumidores han empezado a transformar sus hábitos: hoy no solo reconocen que de sus decisiones de compra depende en gran medida la salud del entorno, y por lo tanto, de su vida misma, sino que buscan resolver sus necesidades con productos o servicios coherentes con el cuidado de los recursos naturales.

Por razones como estas, Ferney Díaz, coordinador de Comunicaciones Estratégicas de WWF Colombia, está convencido de que la sostenibilidad no es un valor agregado, sino una estrategia de negocio. “No podemos seguir viéndola como una inversión, sino como una estrategia que va a permitir que las empresas prosperen y se mantengan en el tiempo. Esto es algo que los emprendedores deben pensar si quieren transformar el mundo”.

Así lo mencionó durante los talleres de emprendimiento realizados en Bogotá, Medellín y Bucaramanga, gracias al programa Generación 10, plataforma desarrollada por WWF Colombia para conectar a jóvenes de Latinoamérica que quieren cambiar el mundo a través de iniciativas con impacto social y ambiental*.

Te puede interesar: Llega Generación 10, la red de jóvenes latinoamericanos que actúan por el planeta

Hoy en día, las empresas invierten grandes sumas de dinero tratando de resarcir el daño que hacen y desarrollando planes para reducir impactos asociados al medio ambiente. Por eso, los emprendedores deberían empezar a identificar los riesgos potenciales de sus negocios y operaciones frente a situaciones relacionadas con la naturaleza, agregó, haciendo énfasis en que estas medidas pueden traducirse en ahorro de tiempo y dinero a futuro, en mayores posibilidades de mantenerse en el mercado y, por supuesto, en medidas efectivas `para la conservación de los recursos de los que depende la vida en la Tierra.

Escuchar esto fue revelador para Camil Muñoz y Sara María Rojas, asistentes a la sesión de Medellín. Esto, dicen, porque solo el hecho de tener en cuenta que el crecimiento de la población mundial implica un consumo de recursos cada vez mayor —y que incluso sobrepasa las posibilidades de regeneración de los mismos, pues anualmente utilizamos todo el presupuesto de recursos naturales para 12 meses en alrededor de seis—, impacta el mercado en el que están empezando a desenvolverse.

Te puede interesar: Desde hoy estamos en sobregiro con el planeta

“Cada vez surgen más industrias o propuestas que no tienen consciencia, que para mí es la palabra clave. Si podemos emprender siendo fieles a ella, y si podemos pensar siempre en las variables económica, social y ambiental, todo puede ser muy distinto. De aquí me llevo conexiones y un claridad de que no estoy solo, porque creo que no debemos emprender por hacer plata y ya, sino para cumplir propósitos, como preservar la vida y evitar la destrucción de nuestro planeta”, explicó Camil.

Por su parte, Sara contó que “tenemos que priorizar la sostenibilidad, especialmente como jóvenes que estamos creando las nuevas condiciones de un mercado. Desde nuestros negocios tenemos que marcar la diferencia y transmitir, con mucha responsabilidad, la consciencia frente al cuidado de nuestros recursos”.

Precisamente, eso es lo que ella trata de imprimirle a Consciente, un emprendimiento con el comercializa snacks nutritivos y de alto contenido energético para personas que disfrutan de actividades al aire libre, como el senderismo y la escalada. Los ingredientes con los que trabaja son producidos por campesinos que implementan agroecología. Además, “promuevo la idea de evitar los plásticos de un solo uso, así que la gente puede simplemente reutilizar los recipientes con mis productos”.

Bajo la misma premisa de la sostenibilidad, Emma Sofía Liévano y Mauricio Vásquez, asistentes al taller en la misma ciudad, esperan desarrollar sus ideas de negocio. Ambos están en etapas tempranas de emprendimiento.

El año pasado, gracias a una transición de género que estoy haciendo, empecé grandes cambios en mi vida. He reestructurado todo lo que creía que yo era, y eso me ha despertado deseos de cambio a través del emprendimiento. Aún no sé muy bien lo que vendrá a futuro, pero de este espacio me llevo la certeza de querer impactar positivamente en los ámbitos social y ambiental con cualquier idea de negocio que quiera construir”, dijo Emma.

Mientras tanto, Mauricio reveló que el taller le sirvió para tomar la decisión de empezar con una idea a la que le había dado muchas vueltas. “Una de las cosas que me ha nutrido literal y simbólicamente ha sido el tema de la alimentación. Por eso, con mi proyecto, quiero servir de puente para conectar a restaurantes con mercados locales”.

Te puede interesar: 5 consejos para una alimentación saludable para ti y para el planeta

Esta iniciativa, en definitiva, es relevante si se piensa que el transporte de alimentos genera gases de efecto invernadero, por eso, entre menos distancias recorran hasta nuestros platos su huella de carbono será menor y, por ende, también su contribución al cambio climático. Por otro lado, las verduras y frutas en época de cosecha suelen ser abundantes y si no las consumimos, probablemente, se pierdan o desperdicien. “Sin importar el sector en el que estés, la sostenibilidad es un asunto que no se puede dejar de lado. Por eso debemos pensar qué tipo de impacto queremos dejar con el tiempo, expresó Mauricio.

Desde Barichara y Aracataca, Érika Hasbón Luna y Hernán Gutiérrez Calvo se sumaron a los talleres: ella al de Bucaramanga y él al de Bogotá. Como los asistentes de Medellín, agradecieron las recomendaciones que recibieron para incrementar el impacto de sus negocios, con los que buscan la sostenibilidad económica y ambiental.

El emprendimiento de Érika es un taller de diseño de piezas de arte con tapia pisada, llamado Arraigo, y el de Héctor, una asociación que desarrolla proyectos ambientales (entre ellos un vivero que produce material vegetal para proyectos de reforestación) con los jóvenes de Aracataca, conocida como Asociación Bio-huellas Makondo. Y aunque ambas iniciativas parecen distintas, lo cierto es que tienen algo fundamental en común: las materias primas con las que trabajan vienen de la Tierra.

Por esto, según Érika, las piezas que ofrecen en Arraigo tienen una historia: “con ellas rescatamos la importancia de la tapia como cultura ancestral y reforzamos el amor por lo nuestro. También reutilizamos madera. Al final, queremos hacer un tributo a la naturaleza, y por eso también regalamos semillas cuando nos hacen una compra. Buscamos expandir la idea de que todos tenemos algo que aportar. Y este taller nos confirma que tenemos muchas opciones para hacerlo y para mejorar nuestra relación con la naturaleza desde las iniciativas empresariales”.

Héctor, por su parte, ratificó que tanto él como los integrantes de su asociación están comprometidos con el cuidado de los recursos naturales y la educación ambiental, pues de estos no solo depende la sostenibilidad del vivero (que ven como una futura fuente de subsistencia y de inversión para proyectos), sino también el cambio de mentalidad que quieren generar en Aracataca, en donde la falta de oportunidades educativas y laborales para los jóvenes hacen que las iniciativas ambientales pasan desapercibidas.

Las condiciones ambientales están cambiando drásticamente y si no hacemos nada para transformar el mundo con acciones positivas, vamos a ver efectos devastadores en la economía, pero también en la forma en la que vivimos. Por eso yo creo que es importante dejar de hablar para empezar a actuar. Es muy complicado llegar a la gente con temas ambientales, pero todas esas realidades del contexto en el que vivo son las que me motivan para seguir creando oportunidades para los jóvenes, y este taller de emprendimiento me ayudó mucho para seguir proyectando a la Asociación”, concluyó.

Después de los talleres, más del 90% de los asistentes expresaron tener mayor capacidad para identificar los riesgos y oportunidades de sus negocios con relación a los aspectos ambientales, así como para implementar acciones de mitigación de los desafíos ambientales desde sus emprendimientos.

*Si quieres enterarte de futuros eventos o convocatorias promovidas por Generación 10, únete a esta comunidad de la que hacen parte más de 14.000 jóvenes latinoamericanos.
Para asistir al taller, Hernán Gutiérrez Calvo viajó de Aracataca (Magdalena) a Bogotá.
© Esteban Vega La-Rotta- WWF Colombia
De izq. a der., Camil Muñoz, Sara Rojas, Emma Sofía Liévano y Mauricio Vásquez, asistentes al taller de emprendimiento realizado por Generación 10 en Medellín.
© WWF Colombia
Dona
Dona