Posted on mayo, 05 2025

Tsunamis, terremotos, tormentas, erupciones volcánicas…

Hablar de desastres no es fácil. Conversar sobre la posibilidad de que ocurran fenómenos capaces de generar daños tanto a la infraestructura como a las personas que habitan un territorio es, sin duda, un reto. Pero es una conversación que debemos tener.

Hay regiones que, por su ubicación geográfica, pueden ser aún más vulnerables a ciertos fenómenos. Por ejemplo, las comunidades costeras son más propensas a tormentas tropicales y huracanes (como ocurrió en 2020 en San Andrés y Providencia debido al huracán Iota) o a tsunamis (como los que afectaron el Pacífico sur colombiano en 1906 y 1979).


Andrés Riveros / WWF Colombia

Una nueva mirada: la gestión de riesgo de desastres

En esta nota queremos hablar específicamente de un fenómeno natural: los tsunamis. Estos desastres pueden ser provocados por movimientos sísmicos, erupciones volcánicas o deslizamientos submarinos que ocurren en el fondo del océano y que generan olas capaces de alcanzar las costas y playas.

Las olas de un tsunami pueden llegar hasta las poblaciones costeras, ocasionar graves daños a las viviendas e incluso cobrar la vida de personas que no conocen las rutas de evacuación ni las señales de alerta adecuadas. Por eso, es clave contar con puntos de encuentro definidos, alternativas de protección costera, sistemas de alarma y protocolos de respuesta que permitan a las comunidades saber qué hacer ante un evento de este tipo.

Aquí es donde entra en juego la gestión del riesgo de desastres, definida por la Ley 1523 de 2012 como: “El proceso social de planeación, ejecución, seguimiento y evaluación de políticas y acciones permanentes para el conocimiento del riesgo y la promoción de una mayor conciencia del mismo; para impedir o evitar que se genere, reducirlo o controlarlo cuando ya existe, y para prepararse y manejar las situaciones de desastre, así como para la posterior recuperación (rehabilitación y reconstrucción). Todo esto con el propósito explícito de contribuir a la seguridad, el bienestar y la calidad de vida de las personas, y al desarrollo sostenible”.

En este contexto, es fundamental no solo conocer nuestro nivel de vulnerabilidad, sino también tomar acciones concretas que nos ayuden a reducir los posibles daños. Este ha sido justamente el propósito del trabajo que realizamos durante más de un año desde WWF Colombia, en alianza con la Dirección General Marítima (DIMAR), su Centro de Investigaciones Oceanográficas e Hidrográficas del Pacífico (CCCP), Parques Nacionales Naturales y el Consejo Comunitario Bajo Mira y Frontera.


Andrés Riveros / WWF Colombia

Salvar vidas en el municipio de Tumaco: resultados de una investigación

Hace más de un año iniciamos, de manera conjunta, la investigación "Fortalecimiento de capacidades en torno a tsunamis y cambio climático en Tumaco y sus centros poblados aledaños", con el objetivo de mejorar la capacidad de respuesta ante estos fenómenos en comunidades como Bajito Vaquería, Bocagrande, Papayal, Terán, Milagros, Playa Bonita, Punta Bonita, Congal, Chontal y Candelilla de la Mar.

Tras un riguroso proceso investigativo, comenzamos el proceso de socialización de los resultados, ahora contamos con modelaciones de inundación de cada uno de los centros poblados, que simulan cómo se verían afectados en caso de un tsunami, teniendo en cuenta la geomorfología del terreno. A partir de estos mapas, también se estimaron las probabilidades de daño a las viviendas, considerando su ubicación y los materiales con los que están construidas.

Imagen: mapa de profundidad de Bajito Vaquería/ DIMAR / CCCP, 2025

Estos insumos permitieron realizar modelos de evacuación, que calculan el tiempo necesario para que las personas se trasladen desde sus viviendas hasta un punto de encuentro de menor afectación.

Gracias a estos análisis, se definieron las rutas de evacuación más efectivas para estas comunidades y se propusieron medidas para reducir el riesgo mediante Soluciones Basadas en la Naturaleza, como la conservación y restauración de manglares. Estos árboles, que pueden crecer en zonas costeras, ayudan a mitigar la fuerza de las olas y proteger a las poblaciones.

Con el apoyo de nuestros aliados —a nivel nacional, regional y local— que comparten el compromiso por el bienestar de estas comunidades, queremos seguir avanzando en esta labor. Nuestro objetivo es renovar los sistemas locales de alerta temprana, construir planes familiares de evacuación, entregar kits de emergencia y difundir estrategias de comunicación claras y accesibles, que informen sobre qué hacer antes, durante y después de un tsunami.


Imagen: Ruta de evacuación de Bajito Vaquería / DIMAR / CCCP, 2025

Tenemos que hablar de esto: recordar para prevenir

Como mencionamos, es fundamental hablar de los fenómenos naturales y de la gestión del riesgo de desastres. Y la mejor manera de hacerlo, tal vez desde el interior del país, es poniendo el tema sobre la mesa.

Por eso, desde WWF Colombia iniciamos un proceso de memoria y sensibilización mediante la producción de un video que revive lo ocurrido durante y después del tsunami de 1979 en el Pacífico sur colombiano.

Míralo y compártelo. Porque los tsunamis no solo ocurren al otro lado del mundo o en las películas: también han sucedido aquí, y podemos prevenir que se repita la historia.