Posted on marzo, 30 2007
Sin embargo el cielo se abrió cerca de las ocho y las lanchas comenzaron a llegar, cargadas con las sonrisas y el buen ánimo de los pescadores y sus esposas dedicadas a la extracción pesquera.
“En el Pacífico colombiano, en especial en la zona de Bahía Málaga, el uso sostenible de los recursos pesqueros debe ser una prioridad para las familias que dependen económicamente de ellos”, explica Ana María Roldán, consultora del Programa de Cambio Social para la Conservación de WWF Colombia. “Por esta razón es sumamente importante conocer cómo se está dando la pesca en la zona, cuál es el uso que se hace del recurso y qué tipo de prácticas están llevando a cabo de manera cotidiana” agregó Julián Caicedo consultor del Programa Marino-costero de WWF Colombia.
El taller analizó las oportunidades de comercialización de pesca en la Bahía.
La Bahía de Málaga alberga más de 3500 habitantes afro descendientes de las comunidades de Juanchaco, Ladrilleros y La Plata. Además, en ella se encuentran varios asentamientos indígenas Wounaan. Tanto las comunidades indígenas como las afro descendientes han mantenido durante centurias sus tradiciones, en lo productivo (economía basada en actividades de subsistencia), lo social y lo cultural (patrón de asentamientos dispersos, solidaridad y reciprocidad en los procesos productivos, libre acceso a los medios de producción y concepción de la tierra como patrimonio colectivo, entre otras).
En la actualidad, este reservorio representativo de todos los ecosistemas presentes en la ecorregión del Chocó – Darién enfrenta diversas presiones que amenazan el equilibrio mantenido entre los modelos de subsistencia tradicionales y los ritmos de la naturaleza.
La contaminación por el manejo inadecuado de residuos orgánicos e inorgánicos, las prácticas extractivas derivadas de la economía de mercados (como el turismo masivo y sin manejo), y la potencial construcción de proyectos de infraestructura aparecen en el horizonte de la Bahía como realidades que deben ser enfrentadas en aras de preservar este valioso paraje natural del Valle del Cauca.
En este contexto, el tema de la pesca ocupa un lugar muy importante en la construcción del futuro de los habitantes de Málaga. Por ello, el taller abre espacios para discutir la relación y los criterios de sostenibilidad económica, ambiental y social de la actividad pesquera, que incluye aspectos sobre las prácticas desarrolladas, las reglas de aplicación y la cooperación de los usuarios hacia un manejo y control comunitario.
El paso del tiempo versus una práctica ancestral
Bahía Málaga alberga más de 3500 habitantes afro descendientes de las comunidades de Juanchaco, Ladrilleros y La Plata.
Como parte del taller, cada participante dibujó las actividades a las que se dedican en Bahía Málaga durante todo el año y por generaciones. La cacería, el cultivo de pan coger, la extracción maderera y de piangua, además de la pesca, fueron las más representativas; en esta última, los dibujos incluyeron el uso del trasmallo y de la red de barrial. De acuerdo a los participantes, esta actividad también se destacó por ser la que genera más ingresos a las familias.
“Aquí hay tres actividades: la pesca, la madera y la extracción de conchas, entonces cuando la pesca está mala, la gente se tira a extraer conchas, o a extraer madera, y así la gente está equilibrada en esas tres cosas, aunque no en todas las familias porque algunas están dedicadas únicamente a la pesca”, expuso al grupo Ricaurte Ángulo, coordinador del Consejo Comunitario de La Plata – Bahía Málaga, mientras explicaba su dibujo.
Posteriormente los pescadores iniciaron un recorrido histórico por la Bahía viajando en la memoria colectiva e individual 50 años atrás. Década por década reconstruyeron la calidad de la pesca y su abundancia, los caladeros (espacios elegidos para la pesca equivalentes a los bajos) de antes y ahora, las artes de pesca, las especies que se capturaban de manera incidental y las organizaciones que a lo largo de estos 50 años han hecho presencia en la zona. Infortunadamente el panorama no fue nada alentador, pues evidentemente ha habido una notoria disminución del recurso con el paso del tiempo.
“Cuando estaban construyendo la carretera, la pesca fue bajando poco a poco, tal vez la sedimentación afectaba a los peces”, explicó Ángulo. “Por ejemplo imagínese que antes el canchimalo (Arius spp) se cogía en cantidad y de ahí para acá se fue acabando, ahora se coge pero no como antes”.
Con el avance de los temas se logró además la identificación de lugares de mayor concentración de peces y de pesca, las rutas de comercialización y la interacción con otras especies marinas; asimismo se realizó el calendario pesquero por especies, épocas de veda y meses de mayor productividad.
“La lisa (Mugil spp) ahora está desovando por allá en las quebradas, entonces esa no se coge. En cambio estamos en época de sábalo (Opisthopterus spp) y pargo (Lutjanus spp). De enero a marzo se puede conseguir ñato (Arius spp), machetajo (Centropomus sp.), mulatillo (Pomadasys sp.), cachimalo. Estos meses de verano son los mejores para los pescadores”, explicaba Absalón González, pescador de Bahía Málaga, mientras entre todos elaboraban su plan de actividades.
Obstáculos por superar
Al caer la tarde el grupo analizó las oportunidades de comercialización con las que en la actualidad cuentan estas comunidades con relación a la pesca. La discusión no arrojó resultados alentadores: “el producto no da para gastos pues el combustible y los insumos para la pesca son muy caros, además el mercado es notoriamente reducido al sector de la galería en Buenaventura”, concluyeron casi todos los participantes.
Sin embargo, los ánimos no bajaron y el entusiasmo de la mañana se invirtió en generar propuestas que solucionen el panorama. Tener una salmuera, fortalecer el Comité de pesca, y crear microempresas de pescadores fueron algunas de las alternativas.
¿Y las políticas de pesca?
Con los datos obtenidos en el taller se realizará un análisis biológico pesquero de Bahía Málaga.
Lo anterior debe estar soportado por el cumplimiento de los reglamentos internos existentes y por la participación de las autoridades competentes en la regulación del uso de los recursos de la Bahía.
Sin embargo de acuerdo con los pescadores, la falta de trabajo en equipo, el poco apoyo de las instituciones reguladoras, la falta de investigación y el escaso liderazgo comunitario contribuyen a que el manejo de la pesca en la región no sea tan participativo y efectivo como podría serlo.
“La construcción de una política pesquera para la región requiere de la concertación de las comunidades y de las autoridades competentes”, explicó al grupo Ana María. “Por esta razón es de vital importancia conocer el estado actual de la pesca en la región y encontrar puntos de encuentro entre todos los actores involucrados”.
Los asistentes al taller terminaron la jornada cansados y con muchas reflexiones internas en su mente. El camino de retorno a sus casas les da el espacio para digerir lo aprendido y para aceptar el reto que les espera.
“De los datos obtenidos en esta actividad se realizará un análisis biológico pesquero que dé cuenta de la existencia de artes nocivas y como regularlas; de igual manera definir sobre que especies se enfatizará próximamente”, explicó Luis Alonso Zapata, coordinador del Programa Marino Costero de WWF Colombia. “A partir de ello se determinarán ciclos biológicos y las conexiones existentes con los hábitats críticos o esenciales, con miras al manejo sostenible de los recursos pesqueros en Bahía Málaga”.
Para mayor información:
Maria Ximena Galeano, Medios: mxgaleano@wwf.org.co