América Latina y el Caribe avanzan en su compromiso con las energías renovables
Posted on septiembre, 27 2019
Durante la Cumbre de Acción Climática, Colombia y ocho países más de la región presentaron un ambicioso objetivo de aumentar su capacidad en energías renovales de aquí al 2030. Así esperan contribuir directamente en la meta global de mitigar el cambio climático y sus efectos.
Durante la Cumbre de Acción Climática, Colombia y ocho países más de la región presentaron un ambicioso objetivo de aumentar su capacidad en energías renovales de aquí al 2030. Así esperan contribuir directamente en la meta global de mitigar el cambio climático y sus efectos.La ciencia ha sido lo suficientemente clara. Si los países no limitan el aumento de la temperatura a 1.5°C para fin de siglo, las consecuencias para nuestra vida serán devastadoras. La meta ha sido establecida, pero los esfuerzos para alcanzarla no han sido lo suficientemente ambiciosos. Cambiar este panorama, dependerá en gran medida, de la apuesta que hagan los países por incorporar sistemas energéticos sostenibles, bajos en carbono, en costos y en impactos en los recursos ambientales y sociales.
Precisamente, para contribuir con este objetivo global, Colombia convocó a los países de América Latina y el Caribe a sumarse en un compromiso concreto que pretende aumentar la capacidad instalada de energías renovables al 2030, con resultados que, sin duda, incidirán en el cumplimiento de las metas del Acuerdo de París y que responden al llamado científico de evitar que la temperatura del planeta siga en aumento.
Así, ocho países además de Colombia (Honduras, Guatemala, Haití, República Dominicana, Chile, Ecuador, Costa Rica y Perú) -con el apoyo de WWF- trabajarán juntos por alcanzar, al menos, un 70% de capacidad instalada de Energías Renovables para producir su electricidad en el 2030. Esto debe ocurrir principalmente por el uso de fuentes de energía no convencionales como la solar y eólica.
En los últimos años, los costos de las tecnologías renovables como la eólica y solar, así como de baterías, han disminuido considerablemente. Esto permitió que, en 2018, dos terceras partes de la capacidad instalada para generar energía eléctrica en el mundo proviniera de fuentes renovables, especialmente de las anteriormente mencionadas.
Uno de los beneficios más claros de destinar mayores inversiones a este tipo de energías y reducir la construcción de represas, por ejemplo, es la disminución en los impactos negativos de los ríos como fragmentación y pérdida de conectividad. No olvidemos que solo el 37% de los 264 ríos más largos del mundo fluyen libremente debido a los embalses e hidroeléctricas, como lo resalta un reciente estudio de la revista Nature, WWF y otras instituciones.
De acuerdo con Roberto Troya, vicepresidente de las oficinas de país de WWF Estados Unidos y director regional de WWF de América Latina, “celebramos este esfuerzo, reconocemos que es un paso más para que la región alcance el 100% de energías renovables en el 2050 y reforzamos el llamado a los países de América Latina y el Caribe para que la transición hacia sistemas energéticos más limpios se lleve a cabo en estrecha relación con actores no estatales como el sector privado, organizaciones no gubernamentales, academia, y comunidades locales”.