El increíble encuentro que un guardaparques tuvo con un oso andino

Posted on February, 21 2021

Durante casi dos horas, Jhon Alexis Franco-Padilla, pudo disfrutar por primera vez de la imponente presencia de un oso de este tipo en su hábitat natural: el Parque Nacional Natural Las Hermosas - Gloria Valencia de Castaño. Te contamos cómo ocurrió.
Durante casi dos horas, Jhon Alexis Franco-Padilla, pudo disfrutar por primera vez de la imponente presencia de un oso de este tipo en su hábitat natural: el Parque Nacional Natural Las Hermosas - Gloria Valencia de Castaño. Te contamos cómo ocurrió.

Jhon Alexis Franco-Padilla tiene 23 años. Está recién graduado de su carrera como profesional de Gestión en ecología y turismo, y lleva apenas un año trabajando en el Parque Nacional Natural Las Hermosas. A comienzos de febrero tuvo un encuentro que muchos de sus compañeros más antiguos no han podido lograr: vio de cerca un oso andino (Tremarctos ornatus), también conocido como oso de anteojos. Eran las 11 de la mañana y Jhon y su compañero Néstor Roncancio completaban seis días de recorridos por el páramo para instalar y recoger los registros de cámaras trampa que se usan en el Parque para monitorear especies como la danta de páramo y el oso andino.

Hacía mucho frío (estaban a 3.705 metros de altura) y la neblina era espesa. Parecía un día como cualquier otro. Pero justo cuando estaban instalando una cámara trampa sobre la línea que divide la montaña entre Valle del Cauca y Tolima, lo sintieron. Néstor lo vio primero y le avisó sin hacer mucho ruido. Jhon levantó la cabeza y las manos le empezaron a temblar, “pero de la emoción, no del miedo. Es una de las cosas más increíbles que me ha pasado. Sobre todo, porque día a día trabajamos justamente para conservarlo”.

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El oso estaba como a 300 metros de ellos, subiéndose y bajándose de unas piedras cubiertas de musgo mientras miraba el páramo y la laguna Santa Teresa, una de las 387 lagunas que componen este parque. “Parecía el rey de ese lugar”, dice Jhon. El viento, que pegaba muy fuerte y en contra del oso, ayudó a que el animal -capaz de oler carroña a 8 kilómetros de distancia- no los olfateara y así pudieran observarlo por casi dos horas. “Esta especie es muy esquiva y generalmente huye del humano. Lo mejor es no hacer mucho ruido y, en caso de que sea una osa con crías, alejarse. Como todas las madres, son muy protectoras de sus hijos”, dice.

Jhon y Néstor hacen parte de un programa de monitoreo de danta de páramo y oso andino que WWF Colombia, Parques Nacionales e ISAGEN adelantan desde 2018, en el marco de una alianza estratégica para afianzar una visión de paisaje sobre el territorio (que deje claro que no solo debemos proteger estas especies dentro de las áreas protegidas sino también en sus alrededores, pues es fundamental que los corredores biológicos por los que estas transitan mantengan su conectividad). Visitan dos o tres veces al mes el Parque en busca de evidencia que dé cuenta de la salud del ecosistema. Y allí el oso andino es determinante.

Esta es una especie sombrilla, es decir, un animal que, al requerir de grandes extensiones de tierra para subsistir de manera natural, funciona como un canal para la conservación de todo el ecosistema asociado. Por eso, si la especie está bien, hay garantía de que su entorno goza de buena salud. Entonces, monitorearlas es clave, pues un sinnúmero de especies diferentes a ellas se ven beneficiadas por los esfuerzos enfocados en su conservación.

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Ni el frío ni el viento, y mucho menos los nervios de tener tan cerca a un oso andino, evitaron que Jhon y su compañero le sacaran todo el provecho a este encuentro. El resultado: 72 fotos y 9 videos que nos permiten compartir con ustedes la increíble experiencia que vivieron.

 
 
Ahora, dentro de sus compañeros, Jhon es una especie de amuleto de la suerte, pues es el más joven del equipo y el que más rápido pudo avistarlo: “hay excompañeros que pasaron años trabajando en el Parque y nunca vieron uno”. Cuánto medía o cuánto pesaba el que él vio, no lo sabe, pues determinarlo con base en un solo avistamiento es difícil. “Eso sí, llevaba la máscara característica de la especie, color marrón y, por su tamaño, se puede deducir que era un macho”, cuenta.

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Por su carácter de especie sombrilla, es clave conservar al oso andino, y el monitoreo con cámaras trampa es una herramienta para hacerlo. Si te gustó esta historia y quieres contribuir a que los ecosistemas donde él vive (páramos y bosques de niebla) estén sanos, adopta uno simbólicamente. ¡Es fácil!

En WWF tenemos una campaña de adopción de especies en riesgo, a través de la cual podrás adoptar simbólicamente a un oso andino haciendo un aporte monetario (mínimo de 40.000 pesos mensuales o 100.000 pesos si es de única vez) para financiar programas como el monitoreo con cámaras trampa y las capacitaciones comunitarias locales que mejoran los índices de conservación de estos animales.

Y hay un bonus: la donación incluye un certificado digital que puedes descargar a tu nombre y guardar como recuerdo, o que puedes poner a nombre de alguien al que quieras sorprender con un regalo sostenible. ¿Te animaste? Haz tu adopción acá: https://donacion.wwf.org.co/adopta
Avistamiento oso andino (Tremarctos ornatus)
© Jhon Alexis Franco-Padilla
Este es el tipo de regalos que nos da nuestro programa de monitoreo de danta de páramo y oso andino en Las Hermosas, un proyecto que hacemos con Parques Nacionales e Isagen.
© Jhon Alexis Franco-Padilla
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