Territorios de vida: estrategias indígenas para conservar naturaleza y cultura
Posted on abril, 14 2025
Entre la Amazonía y la Orinoquía, comunidades indígenas y campesinas han tejido una estrategia que combina el conocimiento ancestral con herramientas contemporáneas. A través del monitoreo biocultural, fortalecen su autonomía, revitalizan su cultura y gestionan sus territorios de forma sostenible.
En el corredor de conectividad biocultural que une Vaupés, Guainía y Vichada, donde la Amazonía se encuentra con la Orinoquía en un delicado equilibrio de ecosistemas de transición, las comunidades indígenas y campesinas han consolidado un proceso de monitoreo biocultural que va más allá de la recolección de datos. Se trata de una estrategia de vida que fortalece el vínculo entre los pueblos y sus territorios, integrando el conocimiento ancestral/tradicional con herramientas contemporáneas que promueven el manejo de los sistemas biológicos y culturales desde el conocimiento propio.El monitoreo biocultural se ha venido desarrollando a través de la observación, documentación y gestión territorial, mediante el diálogo de saberes que fortalecen la autonomía comunitaria, la sostenibilidad de los ecosistemas y la cultura. Más que un proceso técnico, es un acto de revitalización cultural que permite a las comunidades interpretar los cambios en su entorno, identificar riesgos y oportunidades, tomando decisiones informadas sobre el manejo de sus territorios.
Monitoreo biocultural en el Vaupés, el legado de los sabedores
Con el acompañamiento del CEMI, ocho organizaciones indígenas del Vaupés han implementado una metodología inspirada por los sabedores y sabedoras y enfocada en el fortalecimiento cultural para el manejo tradicional del territorio. Más que una recolección de información, el monitoreo biocultural es una metodología que centra la atención en el complejo ceremonial Tukano Oriental, fundamento de la salud integral de las personas, las comunidades y la naturaleza visible e invisible. Esta estrategia de conservación cultural busca proponer diagnósticos y emprender acciones para preservar lo que está fuerte, recuperar lo que se ha debilitado y adaptarse frente a lo que se ha perdido .Para ello, los sabedores han recibido apoyo para reunirse, reflexionar y revitalizar las ceremonias tradicionales. Las asambleas y encuentros han servido para reconstruir aspectos fundamentales de la cultura y asegurar el adecuado manejo del territorio a partir de principios y valores ancestrales. Al mismo tiempo, las comunidades han desarrollado capacidades en el uso de tecnologías como GPS, cámaras trampa, cámaras fotográficas y grabadoras, entre otras herramientas que complementan sus recorridos y registros tradicionales.
Las iniciativas han sido diversas y algunos ejemplos son los siguientes: las comunidades de la Asociación de Autoridades Tradicionales Indígenas Aledañas a la Carretera —AATAC— decidieron centrar el monitoreo en la preservación de la chagra tradicional y la danza del carrizo, asegurando la disponibilidad de materiales vegetales y animales para recuperar las coronas de esta danza en las once comunidades y garantizar la transmisión a los jóvenes.
En la Asociación de Autoridades Tradicionales Indígenas del Bajo Vaupés —ASATRIBVA—, el inventario de conocimientos ha fortalecido la memoria sobre la construcción de las casas ancestrales, fundamentales para realizar las ceremonias de manejo del mundo; y en la parte alta de la Asociación de Autoridades Tradicionales Indígenas del Vaupés Medio —AATIVAM alto— las expediciones buscan identificar plantas esenciales para la elaboración de los instrumentos musicales empleados en las ceremonias del calendario tradicional. El equipo territorial de la Asociación de Autoridades Tradicionales Indígenas Aledañas a Mitú —AATIAM—, completará la investigación del sistema de humedales iniciada previamente donde los sitios sagrados, el calendario ecológico y las artes de pesca tradicionales guían el diseño de un plan de manejo sostenible de la pesca y de otros recursos de este ecosistema.
Entre la ciencia del territorio y la memoria viva
Para la Fundación Etnollano, el monitoreo biocultural es una práctica que revitaliza la relación entre las comunidades indígenas y su entorno, asegurando que el conocimiento local continúe siendo el eje para la gestión del territorio. Un concepto fundamental en este enfoque es el de especies clave culturales (CKS, por sus siglas en inglés), aquellas especies que desempeñan un papel fundamental en la vida cotidiana de los pueblos indígenas. Estas no solo tienen valor ecológico, sino que también son esenciales en la dieta, la medicina tradicional, y las prácticas de los pueblos indígenas.Su metodología no impone formatos científicos rígidos, sino que se adapta a las formas propias de transmisión del conocimiento. Si las discusiones surgen en la chagra, en el río o en espacios comunitarios, esos momentos se convierten en instancias de monitoreo, permitiendo que el conocimiento fluya de manera orgánica antes de sistematizarse para su uso en espacios de gobernanza e incidencia. Etnollano acompaña a las comunidades de Guainía y Vichada en este proceso de monitoreo biocultural comunitario de sus conucos, el alimento, la pesca y la biodiversidad.
Uno de los procesos destacados es el monitoreo de la agrobiodiversidad en San Luis de Zama, en esta comunidad Piaroa, el monitoreo biocultural ha servido para recuperar el conocimiento oral sobre las especies cultivadas en los conucos y su importancia para la alimentación y la cultura. A través de una expedición por el territorio y en diálogos con los médicos tradicionales e investigadores comunitarios han registrado relatos sobre el origen de las plantas, sus usos medicinales y la introducción de especies foráneas. Pero más que un simple inventario, este proceso ha fortalecido el arraigo cultural y la soberanía alimentaria, permitiendo la reintroducción de variedades que habían desaparecido del territorio.
Asimismo, en comunidades como La Urbana, la implementación de sistemas de agricultura sintrópica han integrado los conocimientos tradicionales con nuevas prácticas agroecológicas regenerativas, asegurando la recuperación de los suelos y la diversificación de cultivos. En estos espacios, el monitoreo no solo documenta el estado del ecosistema, sino que se convierte en una herramienta de aprendizaje y ajuste, permitiendo que la comunidad adapte sus estrategias para garantizar la sostenibilidad del territorio, adicionalmente, esto ha permitido recuperar materias primas para la elaboración de artesanías y fortalecer la economía local, mostrando que el monitoreo biocultural puede ser una herramienta clave para la innovación comunitaria y la gestión del territorio.
WWF Colombia y el monitoreo en la Estrella Fluvial Inírida
En la Estrella Fluvial Inírida, un sitio Ramsar de importancia global, el monitoreo pesquero biocultural se ha consolidado como una estrategia fundamental para la conservación de los ríos y lagunas que sostienen la vida de las comunidades indígenas. Desde 2016, monitores indígenas comunitarios han documentado los ciclos de reproducción de los peces, las variaciones en las poblaciones y los impactos del cambio climático en la pesca, combinando la observación ancestral con herramientas científicas.Este proceso, liderado por la Mesa Ramsar EFI con el apoyo de WWF Colombia, ha logrado incidir en la gestión pesquera a nivel nacional. Gracias al conocimiento generado por las comunidades, la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca (AUNAP) emitió las resoluciones 2075 de 2020 y 2363 de 2022, regulando las artes de pesca y estableciendo vedas en la Orinoquía. Pero más allá de la normativa, este esfuerzo ha reafirmado el papel de las comunidades indígenas como guardianas de sus aguas, fortaleciendo su autonomía y su capacidad de participar en la toma de decisiones sobre el manejo de los recursos.
Fredy Yavinnape, presidente de la mesa Ramsar expresó, “el monitoreo de pesca es fundamental porque nos permite conocer qué variedades de peces habitan en nuestro territorio y cuáles pueden estar escaseando. Esta información no solo nos ayuda a entender el estado de las poblaciones pesqueras, sino que también es clave para nuestra seguridad alimentaria. Los pueblos indígenas dependemos de los peces para nuestra subsistencia. Además, el monitoreo nos da un diagnóstico real de lo que sucede en los humedales, los caños, las lagunas y los ríos. Nos muestra cómo está cambiando la vida acuática y qué factores pueden estar afectando su equilibrio. Este conocimiento nos permite tomar decisiones informadas para proteger nuestros territorios y garantizar que las futuras generaciones puedan seguir viviendo de estos ecosistemas”.
El monitoreo ha permitido que los pueblos indígenas interpreten los cambios en sus ecosistemas acuáticos y adapten sus prácticas de pesca para asegurar su sostenibilidad. A través de expediciones, reuniones comunitarias y el uso de tecnologías como GPS y cámaras trampa, las comunidades han consolidado un sistema de conocimiento que no solo protege los recursos naturales, sino que también refuerza la identidad cultural y el derecho a gobernar su propio territorio.
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Hacia un futuro de diálogo y resistencia
Estos proceso de monitoreo han contado con el acompañamiento del Centro de Estudios Médicos Interculturales (CEMI), Fundación Etnollano y WWF Colombia a través del proyecto Bengo Territorios de Vida, lo que ha facilitado no solo el seguimiento de especies y ecosistemas clave, sino también la revitalización de prácticas tradicionales y la generación de información útil para la incidencia territorial.Desde la agrobiodiversidad hasta la pesca, cada territorio ha adaptado el monitoreo a sus necesidades y realidades, consolidando un modelo que fortalece el gobierno propio, la gobernanza comunitaria y la sostenibilidad de sus medios de vida.
En un mundo donde los ecosistemas y las culturas enfrentan amenazas constantes, estos procesos emergen como estrategias clave para la conservación biocultural. Asegurar la continuidad del monitoreo no solo es una garantía para la biodiversidad, sino también para la autonomía y el bienestar de las comunidades desde sus sistemas de conocimiento propio, reafirmando que la verdadera sostenibilidad sólo es posible cuando la naturaleza y los pueblos que la habitan caminan juntos.